En lo que casi todos los profesionales del sector coinciden, es en que es muy difícil que una persona investigada sospeche de una mujer detective.
Según datos oficiales, se estima que en España existen un total de 800 detectives privados, y de esos 800, solamente unos 200 son mujeres.
Las investigadoras privadas suelen conseguir información de forma más fácil que los hombres. Algunas profesionales cuentan cómo hacerse la embarazada o la indefensa, les ha aportado datos y situaciones que no habrían podido lograr de otra forma.
La agilidad mental y la discrección son otras de las virtudes indispensables que debe tener un investigador privado, y en estas virtudes, las mujeres vuelven a destacar. Moviéndose por la calle o realizando un seguimiento, se camuflan mucho mejor con distintos complementos que las pueden convertir en otras con tan solo una visita al baño. Con unas gafas y un foulard, una mujer cambia de apariencia, mientras que un hombre lo tiene más complicado.